…Fran empezó a notar que le dolía la cabeza, pero no le dio mucha importancia.

Pensó que era lo normal (en pleno estado de alarma por COVID-19, estaba entrando mucho trabajo, había que aprovechar) y estuvo así varios días.

Más de 12 horas trabajando a diario, incluidos fines de semana (tiene una pequeña empresa de informática en un mini local) y no eran suficientes, le quedaban todavía un millón de cosas pendientes de hacer

Mientras distribuye cámaras, audios y equipos reparados a los clientes, contesta llamadas y a veces olvida apuntar una cita o detalles de la conversación.

No es frecuente, pero a veces le pasa.

Lo que sí es frecuente es la sensación de ir corriendo a todos lados y ni aun así ganar tiempo.

Cierra su negocio cuando termina el día y está agotado.

Se notaba estresado y al menos el dolor de cabeza se calmaba tomando analgésicos. Pero claro no podía usar analgésicos a todas horas y además ni le sirven para el estrés ni le gusta tomar medicinas.

 Muchas noches se quedaba a hacer el trabajo de oficina, (revisar si los materiales y facturas de los pedidos eran correctos, contestar mails..), se acostaba tarde, agotado y nervioso.

No sabía cómo, pero al día siguiente las tareas volvían a proliferar como por generación espontánea.

Le daba vergüenza quejarse. Tenía un hiperpico de trabajo.

Pensaba que  sería genial que hubiera alguna pastilla para solucionar el caos administrativo

Un día fue un punto de inflexión y empezó a ser preocupante de verdad.

Un estudio de arquitectura al no haber recibido respuesta a los mails que habían enviado, (todavía no los había visto), le informó por whatsap que la adaptación al trabajo digital lo iban a hacer con otra empresa y en consecuencia les harían también el mantenimiento de los equipos.

Acababa de perder un buen cliente.

Se asustó.

Sintió angustia, mareo y le costaba respirar.

Fue de repente.

Cerró los ojos y empezó a respirar lento.

Cuando se sintió un poco mejor, miró en internet los síntomas que había tenido (no era buen momento para ir a hospitales), y parecían los típicos de una crisis de ansiedad.

Podía repetirse.

Leyó que para evitarlo una de las opciones más naturales era aprender a controlar el estrés y la ansiedad cambiando el estilo de vida, y eso incluía:

*hacer ejercicio,   no tenía tiempo

*comer bien.- no tenía tiempo para cocinar

*dormir bien.- tenía insomnio.

Leyó lo que ya sabía, si quería sobrevivir él y su negocio, debía cuidarse mejor.

Para eso necesita tener algo de tiempo libre.  Pero, ¿dónde encajar el millón de cosas que tenía pendientes?

Si alguien le ayudara aunque fuera pocos días,  le daría un respiro y podría organizarse mejor.

Sería un gran alivio.

Sin embargo, no quería más empleados en nómina, ya tenía suficientes cargas laborales y fiscales, además no tenía espacio físico en su minilocal.

Se acordó que unos de sus clientes, un hombre que disfrutaba bien de la vida, Alex, abogado, risueño y deportista, cuando tiene picos de trabajo o se quiere ir unos días de vacaciones, delega algunas tareas llamando a una agencia de servicios administrativos online

Igual que somos capaces de delegar la gestoría, el diseño de nuestra web, el copywriting, también hay trabajos administrativos que son externalizables

Fran se puso en contacto con nosotros.

Rápidamente nos pusimos en marcha empezando con

  • la atención a las llamadas entrantes y agendar sus citas.
  • la preparación de presupuestos, nos envía un audio indicando, destinatario, concepto y cantidad, su asistente lo prepara en un documento que se envía al cliente de Fran y hace un seguimiento de recepción/aceptación/modificación.
  • preparación documentos contables y envío a su gestor (mediante un sistema de carpetas compartidas)

Desde entonces sus clientes están mejor atendidos, su negocio también. No olvida citas, sus cuentas están al día y sus impuestos también. Y todo a un coste muy aceptable.

Y sabes lo más importante?

Duerme tranquilo, menos horas de las que le gustaría, pero se levanta descansado, los dolores de cabeza han desaparecido.

Ha vuelto a disfrutar ayudando a sus clientes con su pasión, la tecnología informática.

Tiene tiempo para darse un paseo casi todos los días cuando cierra el negocio.

El COVID-19 todavía no ha desaparecido. Pero tras esta pandemia, el mundo ha cambiado. Los sistemas de trabajo de las empresas también.

El paso a digital y remoto es cada vez más frecuente y Fran se siente satisfecho de hacer esto posible para sus clientes.

Su proyecto crece y ya no trabaja los fines de semana.

Su back office ha dejado de ser un caos.